Se trata del modernista edificio de La Rotonda, situado en la Avenida Tibidabo
La torre modernista Sant Andreu, popularmente conocida como ‘La Rotonda’, volverá a brillar en todo su esplendor después de la remodelación que se está llevando a cabo y que estará lista para octubre.
La reforma integral que están llevando a cabo en el edificio avanza con rapidez para poder cumplir con la fecha de finalización prevista para otoño. De momento ya se ha eliminado la fachada secundaria de la esquina de la calle Lleó XIII con el paseo de Sant Gervasi. La fachada secundaria forma parte de las remodelaciones hechas por el arquitecto noucentista Enric Sagnier en los años 10, 30 y 50.
Según asegura el arquitecto Alfredo Arribas, a cargo de esta nueva remodelación, el edificio tendrá fachadas completamente nuevas de estética moderna con un acceso acristalado y grandes ventanas rectangulares. El patio interior quedará al aire libre y abierto al público, mientras que el salón noucentista se desmantelará por completo.
El proyecto ha costado alrededor de 70 millones de euros y desde la constructora aseguran que han procurado recuperar al máximo la arquitectura original del edificio modernista. Con esta reforma se pretende devolver al edificio la esencia original que el arquitecto Casamitjana pensó para la Torre Sant Andreu en el año 1906.
El edificio fue declarado Monumento Histórico-Artístico en 1976 y entre sus partes protegidas se encuentra la fachada de la calle y el templete-mirador del edificio original de 1906. La nueva reforma de Arribas ha respetado “íntegramente” tanto las especificaciones recogidas en el Plan Especial del Patrimonio como las del Plan General Metropolitano.
La Rotonda y sus usos
La promotora afirma que el edificio se dedicará a oficinas y dispondrá de locales comerciales en los bajos. Sin embargo, desde el consistorio de la ciudad se están explorando “otros usos” que darle al edificio modernista. El Ayuntamiento estaría estudiando la posibilidad de convertirlo en hotel, pero la propiedad mantiene la opción de dedicarlo a oficinas y la normativa lo permite.
Los vecinos también alzan la voz sobre el uso y la remodelación de este emblemático edificio del barrio de Sant Gervasi. La queja principal de los vecinos se centra en la protección arquitectónica. La reforma actual no goza del mismo grado de catalogación que el edificio modernista original. Los vecinos ponen en tela de juicio la licencia de obras concedida por el Ayuntamiento, ya que los derribos alcanzan el 80% del edificio e incluyen hasta un tercio de la obra original protegida.
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