En los últimos años, el debate sobre el acceso a la vivienda ha vuelto a ocupar un espacio central en la agenda política y social. Uno de los aspectos más preocupantes es la drástica reducción de promociones de vivienda de protección oficial. A día de hoy, cae la vivienda protegida en España y ya es un hecho evidente y sostenido, con más de una década de retrocesos que han debilitado de forma profunda el parque público y social.
Aunque recientemente se observan señales de recuperación, los niveles actuales continúan muy lejos de los necesarios para garantizar un mercado equilibrado. Analizamos por qué se ha producido esta caída, cuáles son las barreras que siguen frenando el crecimiento y qué medidas serían necesarias para revertir una tendencia que afecta a millones de hogares.

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De la expansión a la contracción: la década que cambió el rumbo de la VPO
Durante varias décadas, España mantuvo un ritmo relativamente estable de construcción de vivienda protegida. Entre los años 90 y 2012 se levantaban alrededor de 60.000 VPO al año, una cifra que permitía generar alternativas reales para jóvenes, familias y colectivos vulnerables. Sin embargo, desde la crisis financiera la situación cambió de forma radical.
En los últimos doce años, el país apenas ha superado las 10.000 viviendas protegidas anuales, una cifra que refleja el desplome más pronunciado en la historia de este segmento. No es casualidad que hoy se hable abiertamente de que cae la vivienda protegida en España, ya que el volumen edificado es incluso inferior al registrado en los peores años de la crisis inmobiliaria.
Este descenso abrupto tiene origen en el impacto económico de la recesión: administraciones sin recursos, promotoras desaparecidas, financiación bancaria prácticamente paralizada y precios de módulo congelados que hacían inviables los proyectos. El mercado quedó estancado y, aunque la recuperación económica llegó, la política de vivienda no volvió a impulsar la producción como antes.
Factores que explican por qué cae la vivienda protegida en España
La reducción del parque protegido no es fruto de un único factor, sino de un conjunto de elementos estructurales:
Falta de inversión pública sostenida
Muchos ayuntamientos y comunidades autónomas destinaron menos recursos a vivienda social durante los años más duros de la crisis. Algunas administraciones incluso vendieron promociones completas a fondos de inversión para obtener liquidez inmediata.
Congelación prolongada del precio del módulo
Durante más de una década, los precios máximos permitidos para construir y vender VPO no se actualizaron, mientras que los costes de suelo, construcción y financiación se disparaban. Esto provocó que, en algunos casos, la vivienda libre resultara incluso más barata que la protegida.
Dificultades de financiación a promotores
La banca evitó financiar proyectos residenciales de cualquier tipo durante años, y las cooperativas, principal motor de la VPO, quedaron prácticamente paralizadas.
Falta de suelo urbanizable para vivienda protegida
El urbanismo se ralentizó, se liberó menos suelo y la producción de vivienda social quedó relegada frente a otras prioridades.
El resultado ha sido un retroceso histórico que ha limitado la oferta y agravado la desigualdad en el acceso a un hogar digno.
¿Se está recuperando la vivienda protegida? Señales positivas pero insuficientes
Durante los últimos meses, algunas comunidades han comenzado a reactivar el mercado. Entre enero y junio de 2025 se otorgaron más de 5.800 calificaciones definitivas, el mejor dato desde 2014, aunque todavía muy alejado de los niveles óptimos.
La razón principal de este pequeño repunte es la actualización del precio del módulo realizada por la mayoría de las comunidades autónomas, lo que ha devuelto parte del interés a promotoras, cooperativas y compañías constructoras.
Regiones como Madrid, Cataluña, Andalucía o la Comunidad Valenciana han iniciado nuevos desarrollos y proyectos paralizados han vuelto a ser viables. Sin embargo, la desigualdad territorial sigue siendo notable: hay comunidades donde no se ha calificado ni una sola VPO en todo el semestre.
La mejora, aunque positiva, está lejos de compensar la caída acumulada. El sector coincide en que se necesitarían al menos 70.000 viviendas protegidas al año para cubrir la demanda, una cifra muy superior a las 15.000 que como máximo se construyen actualmente.
¿Qué impide una remontada real de la VPO?
Aunque la situación parece empezar a despertar, los expertos coinciden en que aún hay obstáculos estructurales que impiden un crecimiento sólido:
Rentabilidad insuficiente
La vivienda libre ofrece márgenes del 12% al 15%, mientras que la protegida apenas alcanza entre un 5% y un 7%. Con este diferencial, la mayoría de promotores descartan entrar en un mercado poco rentable.
Escasez de mano de obra cualificada
El sector de la construcción atraviesa un déficit de profesionales que incrementa los costes y ralentiza los proyectos.
Exceso de trámites administrativos
La burocracia y los plazos urbanísticos prolongados frenan la llegada de nuevos desarrollos.
Falta de políticas de vivienda estables
Los planes estatales cambiantes dificultan que promotores y administraciones planifiquen a largo plazo.
Valor del suelo elevado
El precio del suelo para VPO no siempre se ajusta al potencial económico del proyecto, dejando fuera muchas iniciativas viables.
Medidas necesarias para reactivar la vivienda protegida
Según los especialistas, revertir la situación exige una combinación de decisiones estratégicas:
- Actualizar el módulo de forma regular y homogénea.
- Promover fórmulas cooperativas con incentivos fiscales.
- Facilitar financiación mediante avales públicos o fondos europeos.
- Impulsar la industrialización de la construcción para reducir plazos.
- Movilizar suelos públicos infrautilizados.
- Elevar el periodo de protección para evitar especulación.
- Crear canales públicos de compraventa que garanticen el cumplimiento de precios máximos.
Solo así se podrá frenar la tendencia y evitar que cae de la vivienda protegida en España siga siendo la realidad dominante durante la próxima década.
¿Cómo afecta la caída de la vivienda protegida al mercado libre?
La escasez de vivienda protegida tiene un impacto directo en el mercado libre, especialmente en grandes ciudades como Madrid, Barcelona, Málaga o Valencia:
- Aumenta la demanda sobre viviendas libres.
- Se incrementa la presión sobre el precio del alquiler.
- Crece la competencia entre compradores.
- Se encarecen los proyectos de obra nueva por falta de alternativas asequibles.
Esto implica que tanto compradores como propietarios necesitan orientación profesional para tomar decisiones seguras en un entorno cambiante.
Una caída que condiciona el futuro del mercado
La situacion de que cae la vivienda protegida en España es uno de los mayores desafíos inmobiliarios de las últimas décadas. Afecta a jóvenes, familias, promotores y administraciones, y condiciona de forma directa la evolución del mercado residencial.
Aunque hay señales de recuperación, todavía estamos lejos de los niveles necesarios para equilibrar la oferta y garantizar el acceso a la vivienda. Las medidas existen, el conocimiento técnico también; ahora el reto es llevarlas a cabo con continuidad y visión a largo plazo.
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